Monday, December 15, 2014

Komo kien retolla



Al poko tiempo de mudarme a Texas, sembré unas 3 sábilas k no median mas de 2 pulgadas. Para ese tiempo un amigo se mudaba y me regaló tiestos. No solo krecieron, sino k se multiplikaron, me llenaron el balcón y terminé komprando mas tiestos. Probé de los mejores tamarindos en mi vida. Lo sembré, a pesar de k nunka he logrado krecer un árbol de una de mis frutas favoritas. Komo en una semana empezó a aparecer verde!  Toda una vida soltando semillitas y se dió así: fuera de su ambiente natural y kuando menos me lo esperaba. Una vez alguien me preguntó, k si pensaba sembrarlos en el cemento de mi balkón. Sonreí: "desde k krecieron supe k voy a resembrarlos en kualkier otro sitio y k no necesito komer de su fruto. Solo estoy esperando k estén mas grandes y fuertes. Mientras, me kontento kon verlos." 

Se me hace difícil tener maskotas. Asi k decidí alimentar a las aves libres. Me llenaron el balkón y me depositaron una semilla, k resulto en otra planta. Un día fui a botar la basura y encontré un bejuko de una enredadera violeta. La puse en agua y esa misma semana regaló 3 flores lilas. Siguió echando hojas y kasi semanalmente tiene una florecita. Me regalaron parchas k krecen en un árbol de mango. Las usé en jugo. La káscara fue a la tierra y krecieron hongos. Las semillas las eché en tiestos k tienen otras plantas y hoy vi k andan retoñando. O komo diríamos nosotros: retollando!
K pk lo eskribo? Pk me da genuina alegría! Pk me rekuerda el sonido del agua en las plantas.  Mi abuelo las regaba, durante kada amanecer. Esa solía ser mi alarma para despertar a la eskuela. Y kada cierto tiempo kambiaban..unos pimientos morían, para dar paso a palos de gandules, los desgranabamos, se hacia arroz y me daban las káskaras para echarlas al tabako o al palo de pana, k daba los tostones y kuyas hojas se iban a las palmas de koko o las matas de guineo, k alimentaban las panzas de muchos. 

Esta comprensión simple de interakción ...k aunke lloviese, mi  abuelo iba a verlas, las saludaba a ellas, a mi y a mi hermana por la ventana, sin hacer pausa en su silbido. Ni aún kuando sonreía. Pk a pesar de ser medio sordo, siempre eskuchaba mi silbido. Sera k hay gente asi, k eskucha lo k otros obvian.. Nunka se molestaba pk yo le acompañase kon el mío, a pesar de tener otra melodía. Supongo k den parte de eso trata la armonía.  Saber k kada uno tiene su ritmo, pero k de alguna extraña manera se enlaza. K es maravilloso sentarse y poder komer del fruto. Pero k de igual manera la alegría misma esta en la vida: en el olor a tierra, a lluvia, a ver el verde krecer, saber k un día un invierno lo puede regresar a la tierra. Verlos menguar y alegrarte al haberlo recibido todo, sin haberlo esperado.

                                                                                                       regalo de aves


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 septiembre 29 2020

Y un tiesto de esas sábilas llegó a California. Se ha reproducido tanto que ayer dejé unas pocas afuera con raíz, pero sin tierra. Para que quien las adopte, no lo haga por que trabajo está todo hecho. Por cada planta dejada, me encuentro unas dos o tres. Tengo orquídeas de las que la gente se deshace, por que ya no tienen flores. Tengo plantas completas de pedazos que tiró alguien en una podada. 

Sigo teniendo envases con agua para aves. Siempre que decido mudarme, lo primero que pienso es: a quien le dejo las plantas y cuales se van conmigo. 

Cuidarlas es un tipo de meditación. Me concentro en las ojitas secas que hay que remover, en la cantidad justa de agua o en añadir tierra. Nunca había luchado tanto en remover plagas, como en este año. Utilizé varios remedios caseros, pero los áfidos se multiplicaban. Ya cuando me daba por rendida me dije: será esta una de las mucjas lecciones que me dá este mundo? Por que mira que son persistentes...

En ese momento el libro en audio que escuchaba menciona algo como:
Los áfidos crecen nutriéndose de las plantas. Cuando ya han sacado todas sus vitaminas, evolucionan y crecen alas, para poder moverse a otras plantas y seguir el ciclo.
Tuve que lavarme las manos y volver a escucharlo. El libro que escuchaba no es de jardinería y no me atrevo a llamar al tiempo casualidad. Sigo matándo áfidos. Pero ahora con una nueva mentalidad.